Cuando no hay “mach” en la pareja


Cuando la pareja, el amor y el deseo no hacen “match”
La gran mayoría de personas solemos seleccionar a nuestras parejas dentro de un rango limitado de características que derivan de aprendizajes tempranos y responden expectativas que tienen que ver con lo idealmente atractivo, compatible, confiable, etc. En general, ésta selectividad nos predispone a acercarnos a cierto tipo de personas más que a otras, e incluso a evitar a algunas más. Cuando en el contexto social inmediato, no encontramos el tipo de persona “disponible” que cumplan con nuestras expectativas, podemos optar por: vivir sin pareja, ajustar nuestras exigencias iniciales, ampliar nuestro radio de acción y seguir buscando. Quizás la salida que escojamos tiene que ver con cuán selectivos somos; personas muy selectivas no pueden modificar sus demandas y prefieren las salidas 1 y 3, en cambio personas menos selectivas si pueden hacerlo sin las consecuencias colaterales indeseables que evitan las personas más selectivas. El enamoramiento y el deseo sexual no necesariamente aparecen con aquella persona que cumple todos los requisitos y que hemos seleccionado como la pareja ideal y sí con otra; cuando esto sucede, se alteran nuestras creencias de “cómo debían ser las cosas”, generándonos confusión, inquietud y angustia. La forma de resolver esa disonancia psicológica, depende mucho de la cultura en que vivimos, ella nos proporciona las salidas que proceden en estos casos. Algunas de las opciones que encontramos en nuestras sociedades son: la separación temporal o definitiva de la pareja inicial, la infidelidad, la bigamia, matrimonio abierto, el triángulo amoroso consensuado y el poliamor entre otras varias posibilidades. Dependiendo de las leyes de cada país, algunas de ellas pueden ser castigadas por la ley, la moral o ambas.