¿El amor lo es todo?


Algunas parejas creen que si se quieren, se lleven bien, se comunican, son honestos, comparten gustos, etc., etc. no tendrían ningún problema en su relación.

Sin embargo, muchas de estas parejas, en algún momento de su relación, empiezan a darse cuenta que a pesar de que se llevan muy bien en la mayoría de aspectos en su vida, el erotismo, la sensualidad y la actividad sexual cuesta que se les de; como que todo se vuelve más difícil en ese terreno y cada vez que tratan de abordarlo fracasan, al principio lo minimizan hablando del stress y el cansancio del trabajo, en que la situación no era la mejor, etc., pero poco a poco y sin darse cuenta, van dejando de explorar esa área.

En estos casos, si ambos desconfían o tienen poco interés en la parte sexual de su relación seguramente su relación seguirá adelante evitando permanentemente esta área o incluso excluyéndola de la relación definitivamente; en estos casos, el criterio más importante que nos sirve para evaluar a este tipo de parejas es que: se sentirán bien de esa manera.

Sin embargo, no todos los casos son iguales y en la mayoría de ellos, él o ella requerirá del intercambio sexual y lo sugerirá o lo buscará activamente y, ohhh sorpresa y desencanto, no encontrará la reciprocidad esperada por parte de su pareja en este terreno.

En ese momento empieza una serie de reflexiones y cuestionamientos sobre “que nos pasa”, “que estamos haciendo mal”, “requerimos de ayuda profesional”, “ya no me quieres”, “hay otra persona”, etc. etc.

El tema que estoy tocando en este artículo y que es más común de lo que pensamos, deriva de una creencia errónea muy generalizada en nuestra sociedad que nos lleva a suponer que una buena relación en el plano afectivo y emocional nos llevará automáticamente a una buena relación eroticosexual (en otro momento me gustaría platicarte del caso contrario: cuando el plano eroticosexual va de maravilla y lo demás parece no funcionar a pesar de todos los esfuerzos).

La explicación que nos puede ayudar para tratar de entender este tipo de situaciones es que como seres humanos tenemos dos sistemas psicobiológicos independientes (el psicoemocional y el psicosexual) que “deberían” funcionar entrelazados a partir de la formación del vínculo de pareja pero que por las características del desarrollo ontogenético de cada quien no sucede así.

En estos casos no es fácil encontrar una solución sin acudir a terapia psicosexual con un profesional calificado. Lo que hará este profesional es realizar una evaluación del perfil psicosexual de él/ella o ambos para identificar su configuración (miedos, falsas expectativas, ansiedad al cuerpo desnudo, experiencias sexuales negativas, aversión al sexo, información sexual tergiversada, etc.) utilizando para ello, el recuento de la historia de vida de cada quien.

Esta información será sistematizada por el especialista y se discutirá con cada persona de forma individual. Una vez identificadas estos límites a la experiencia eroticosexual se trabajará con técnicas específicas, ejercicios y otras actividades en función de cada caso que tienen el objetivo de facilitar el establecimiento de las conexiones necesarias entre el sistema psicoemocional y el psicoerótico y así, facilitar la formación de un vínculo de pareja integral.