De cómo es la psicoterapia


La persona con un problema lleva a la consulta una serie de explicaciones sobre lo que le está sucediendo y con esa información trata de ayudar en su tratamiento.

El profesional sabe perfectamente que la gran mayoría de esas explicaciones no tienen que ver con el problema; sin embargo, para iniciar el tratamiento, es necesario escuchar estos relatos que de alguna manera le dan significado a su situación problemática y que la incitan a seguir adelante, no sin indicarle los pasos que progresivamente se irán dando y que lo conducirán a la solución del problema.

Pasos:

I.- Elaborar un reencuadre positivo al problema que, -entre otras cosas-, permite a la persona, no sólo entender mejor lo que le sucede sino, facilitar el cambio.

II.- Recopilar y eliminar toda la “basura” emocional que la persona ha acumulado alrededor de sí misma y que no la deja avanzar manteniéndola anclada al pasado: temores, culpas, frustración, resentimiento, rencor, enojo, etc.

III.- Modelar la mejor versión de su identidad en el presente que, -por supuesto-, incluye el desempeño psicosexual satisfactorio buscado en función del presente/futuro.


Anexo:

La consulta en psicoterapia ha tenido en los últimos años una veloz transformación y ha pasado de ser un proceso largo y tedioso de intercambio verbal entre el cliente y el profesional, a un encuentro de unas pocas sesiones que no requiere de la reconstrucción detallada del pasado del cliente más que de aquella información básica necesaria.

Sólo de pensar que en la consulta psicoterapéutica tendrás que hablar necesariamente de tus intimidades con una persona extraña que quien sabe si te entienda, a cualquiera se le quitan las ganas de ir a la consulta.

Sólo de pensar que tendrás que volver a recordar todo aquello que pasó y que has tratado de olvidar por tanto tiempo frente a alguien que quien sabe si es de confianza, decides definitivamente no ir a la consulta.

Todos estos pensamientos son racionales y muchas veces puede que hasta verdaderos; lo cierto es que las y los profesionales en esta área tenemos una gran cantidad de estrategias y técnicas profesionales y no todas son adecuadas para ayudar a resolver el problema de esa persona en particular.

La ética profesional nos obliga a que -en función de la historia y el diagnóstico clínico-, evaluemos si somos capaces de acompañar a la persona en la resolución del problema, a detallar cómo lo vamos a hacer y en cuanto tiempo, todo lo cual debe ser comunicado de forma directa e inmediata a la persona, lo que permitirá el inicio del tratamiento; de lo contrario deberíamos recomendarle a otro profesional.