Terapia Psicosexual de Pareja


Cuando en la pareja se presenta un problema en la vida sexual, es muy difícil que sus integrantes lo puedan resolver con sus propios medios.

Lo primero que suelen pensar es que es algo trivial y pasajero; luego de 2 meses se convencen que hay que darle un poco más tiempo para que el problema se resuelva solo; después de 9 a 12 meses, en momentos críticos, se intenta atacar el problema con opciones radicales encarándolo abiertamente  sin resultados y finalmente, una vez que han pasado uno o dos años, se les ocurre que pueden buscar ayuda profesional para resolverlo; claro, debe existir alguna clase de ayuda profesional.

Se emocionan y encuentran en la red que existe algo que se llama terapia psicosexual, dudan…; no terminan de decidirse a que es una buena opción: “y si… “y si…”, etc.

Esto es, un poco en broma y mucho en serio, la dinámica que se establece en muchas de las parejas que enfrentan problemas sexuales.

Los motivos por los cuales sucede esto son varios y se pueden enumerar: una herencia cultural que consideraba tabú a la sexualidad y que aún permanece viva impidiéndonos pensar y hablar abiertamente acerca del tema; como consecuencia, desconocimiento del vocabulario necesario para referirnos de forma apropiada a lo que está sucediendo en la vida sexual íntima; temor a padecer una patología sexual incurable; excesiva confianza en que si hay amor todo se resolverá solo; utilización inadecuada de los recursos con los que cuentan para resolver el problema; dificultades para aceptar que es necesario hablar de la intimidad de la pareja con un extraño para resolver el problema.

Todos estos aspectos y muchos otros irán apareciendo a lo largo de los años sin que el problema se modifique.

Si bien las necesidades sexuales insatisfechas no matan, tampoco contribuyen a estrechar los lazos entre la pareja, -al contrario-, los afectan; y aunque exista un vínculo afectivo fuerte, con el paso del tiempo se va debilitando producto del distanciamiento físico y emocional, el sufrimiento emocional, la sensación de incomprensión, la pérdida de la confianza, la creciente inseguridad, etc. Todo esto hace que las parejas con este tipo de problemas no resueltos se disuelvan.

Tantas y tantas experiencias de casos de este tipo, me permiten sugerirles con toda confianza que cuando aparece un problema sexual en la relación, es mucho mejor hacerse a la idea de que es necesario buscar ayuda profesional que tratar de resolverlo con sus propios recursos.

La búsqueda del profesional probablemente les lleve un tiempo; para esto es necesario entrar a cualquier buscador de internet y escribir: psicologo-sexologo, sexologo, psicoterapeuta, terapeuta de pareja o psicólogo de su ciudad o de la región.

En esta búsqueda previa, hay que considerar, entre otras cosas, que debe ser alguien que proporcione confianza por su currículum y su reconocimiento académico; asimismo que esté dentro de sus posibilidades económicas (no solo por el costo de una consulta sino por el número de sesiones a las que deberán asistir para resolver el problema) y la facilidad para llegar a su oficina.

Una vez que han seleccionado al profesional indicado y hecho la cita telefónicamente; es muy importante que en la primera sesión se hagan todas las preguntas que puedan surgir en ese momento tanto para comprender cuál es el problema que los aqueja, como para entender el tipo de tratamiento y los procedimientos que el profesional le sugerirá y así poder decidir si seguir adelante o reiniciar la búsqueda.

Aunque todo esto parece un poco complicado, no lo es. Es la forma correcta de enfrentar un problema sin que se desgasten como pareja y sin poner en un riesgo innecesario su relación por una situación que un profesional calificado les ayudará a resolver de forma ética y confidencial.